Las nuevas tecnologías y tendencias digitales como el Blockchain, se presentan como una enorme oportunidad para los intermediarios de seguros, no exenta, eso sí, de riesgos. Como esto de la cadena de bloques es difícil de entender, pongamos unos casos para que se pueda visualizar mejor.
En la contratación de un seguro, cierto porcentaje de las tareas puede automatizarse, según la Asociación Española de Corredurías de Seguros (Adecose). Sin embargo, esa automatización se produce en tareas mecánicas y/o repetitivas, donde las personas aportan poco valor añadido al proceso, siendo los programas informáticos los que monitorizan esas labores. De este modo, el tiempo que se ahorra en tareas rutinarias se puede (y se debe) dedicar a generar inputs en beneficio del cliente. Algo que en el sector de la mediación pasa por el asesoramiento, que se convierte, así, en la pieza clave en la propuesta de valor en la era de la transformación digital. En un mundo donde las compras de productos y la contratación de servicios se hace a golpe de click, la personalización de los mismos es la llave del éxito (algo que es extensivo a todos los sectores).
Son, precisamente, los nuevos habilitadores de la Industria 4.0, como el ya mencionado Blockchain, el Big Data, la Inteligencia Artificial, y su versión avanzada para ofrecer soluciones rápidas y automatizadas, el Aprendizaje Automático (Machine Learning), las herramientas que ayudarán a los corredores a identificar patrones de comportamiento para ofrecer un mejor servicio y/o encontrar nuevos nichos de negocio. Más aún en pólizas complejas, donde se hace imprescindible el uso automático de datos históricos y presentes que arrojen proyecciones predictivas para, finalmente, elaborar un análisis prescriptivo, ayudando, de este modo, a los profesionales a tomar mejores decisiones.
El cambio de paradigma es trabajar codo con codo personas y máquinas, pasando de volumen a calidad. Y ahí está el caballo de batalla de los corredores como expertos en el terreno industrial, donde la dificultad de las pólizas y la cuantía de las mismas hacen indispensable su labor de consultoría junto al uso de herramientas que hagan ganar en eficiencia y productividad con menores costes.
Cliente particular versus industrial
Ciertamente, la contienda que se libra es distinta si el terreno a conquistar es el del cliente particular o el industrial. Siguiendo con la misma temática, la irrupción de las insurtech en ramos de auto, salud u hogar obliga a las aseguradoras tradicionales a estar en el entorno donde se mueven los potenciales clientes y a pelear en precio. En cambio, en el terreno industrial, la especialización es un grado y el asesoramiento es crucial para ganarse la confianza del consumidor. Empero, al margen de generaciones, el cliente es cada vez más digital y hay que estar preparados para que el usuario vea a la correduría como disruptiva y ser omnicanal, para favorecer la venta cruzada. No es fácil, sin embargo, que un sector que vive del dato comparta espacio en plataformas tecnológicas, máxime cuando la barrera de la seguridad aún no se ha saltado. Pese a que el entorno de la industria 4.0, con Cloud como garante y soporte del resto de tecnologías anteriormente citadas, está completamente cifrado y protegido contra hackers y crackers, las noticias nos dicen que hay que estar con ojo avizor, pues los ciberdelincuentes disfrutan buscando la manera de franquear muros de seguridad supuestamente insuperables.
Sin duda, hacia donde hay que ir es hacia la convivencia de la labor de consultoría del corredor, como experto en el “dato subjetivo”, como dicen desde Aunna, con la gestión del siniestro a partir de estas nuevas tecnologías, convertidas en palancas de la eficacia, agilidad y productividad de una organización, y todo, en tiempo real. Las oportunidades son enormes, pero también los desafíos.