En la escuela, y desde primaria, asignaturas como ciberseguridad, robótica y programación se entremezclan con matemáticas, lengua y educación física. Al laboratorio de ciencias, se le suma otro de tecnología, con drones e impresoras 3D, y para próximos cursos se espera inaugurar uno más de realidad virtual y realidad aumentada. Así es la envidiable enseñanza pública en uno de los países más digitalizados del mundo: Estonia.
Con tan sólo 1,3 millones de habitantes que lo convierten en uno de los Estados más pequeños de Europa, esta ex república de la Unión Soviética ha hecho de la tecnología la punta de lanza de su economía. Desde muy temprana edad, a la población se la prepara para las cuatro áreas de conocimiento más demandadas en el ecosistema digital, las catalogadas como STEM (Science, Technology, Engineering Mathematics). O, al menos, sientan las bases para que desde pequeños puedan sentirse atraídos por las profesiones del futuro. Este acercamiento de la educación al mundo laboral es clave para formar al talento en los puestos laborales que realmente se necesitan cubrir. De hecho, en la actualidad hay muchas empresas que no encuentran perfiles profesionales con la cualificación necesaria para tareas relacionadas con este nuevo ecosistema digital.
En paralelo, el nivel de emprendimiento es muy elevado. Motivados o no por ser el país de origen de la empresa que revolucionó las llamadas por internet, Skype, Estonia es la tercera nación europea en creación de startups, en concreto, 31 por cada 100.000 habitantes, según Funderbeam Start up Investment Report. Para poner en contexto esta cifra, habría que decir que en España el dato es de tan solo ocho. Además, con la idea de atraer inversión extranjera, tienen habilitado lo que llaman e-residency, una tarjeta virtual que permite abrir desde una cuenta bancaria hasta crear una empresa a golpe de clic.
A nivel social, el acceso a internet está considerado como un “derecho humano básico”, por lo que no es de extrañar que la mayoría de las operaciones bancarias se realice vía online o que la práctica totalidad de los servicios públicos se haga telemáticamente. Para empezar, el DNI o Cédula de Identidad digital es obligatoria. Incluso es posible ejercer el derecho de voto sentados en el sofá, a través del móvil.
Y todo ello con una seguridad a nivel de blockchain. Sí, su red está avalada con esta tecnología a prueba de hackers y crackers, después de sufrir hace una década un ataque masivo de delincuentes informáticos rusos.
En datos, la economía digital ha permitido al país un ahorro del 2% de gastos en su PIB y al ciudadano de dos semanas al año de tiempo libre, gracias a no tener que trasladarse para hacer ciertas gestiones ni hacer colas.
Y así es como este pequeño país se ha convertido en un referente mundial en la transformación digital. Una digitalización que comparativamente avanza a varias velocidades, entre los países que lideran la economía 4.0, los que marchan a buen ritmo, unos a punto de cambiar a sexta y otros a cuarta y quinta, y los que no han pasado ni de primera. Existen numerosos informes al respecto, cada uno con su enfoque particular, pero coinciden en su mayoría en señalar a Singapur, Finlandia, Suecia, Noruega y EE.UU. como los líderes de la digitalización. En el Global Information Technology Report del Foro Económico Mundial, donde se analiza el uso de las tecnologías de la información en 139 países, se sitúa a España en el puesto 35 y entre las economías Latinoamericanas, la mejor posicionada es Chile, en el 38, y la peor Haití, en el 137.
Posición arriba, posición abajo, otros estudios analizan dónde poner el acento, como es el caso del mapa sobre las tres etapas de la preparación digital elaborado por Cisco En él se distingue entre la fase de ampliación, que son los Estados con mayor preparación, que coinciden con los anteriormente citados, así como Australia y gran parte de los países europeos, entre ellos, España; la fase de aceleración o preparación intermedia, donde se encuentra la mayoría de regiones de Latinoamérica; y la de activación o menor preparación, donde apenas se ha comenzado la digitalización, como ocurre en gran parte de África y sur de Asia. El informe concluye que la tecnología no es la única respuesta, sino que el futuro digital pasa por desarrollar conocimientos, garantizar la satisfacción de las necesidades básicas, crear un buen clima emprendedor y fomentar la inversión privada y pública. Para ello es clave potenciar el talento en las distintas etapas, porque sin las personas, no se puede sacar todo el potencial que brinda la digitalización.
Otro informe impulsado por The Fletcher School y Mastercard identifica zonas altamente avanzadas (Stand Out, zona verde), en las que no hay que bajar la guardia y hay que seguir manteniendo en marcha los motores de la innovación, generando nueva demanda. Un estadio inferior es la zona amarilla (Stall Out), en la que hay un alto avance digital. Se puede observar cómo en este documento los países nórdicos están a un paso de subir al escalafón siguiente. España, por su parte, está próxima a alcanzar este segundo nivel. Por debajo, la zona azul (Break Out), donde países como Chile, China, Malasia, Arabia Saudita o Rusia tienen un alto potencial para destacar. Por último, la zona roja (Watch Out), que se enfrenta a desafíos significativos por su bajo estado de digitalización y bajo impulso. Son países donde deben mejorar el acceso a internet.
Más allá del posicionamiento de cada región, del estudio se desprende que la confianza, entendida como seguridad, privacidad y experiencia de usuario, es un factor determinante para aumentar la penetración de internet, para lo que es crucial el apoyo y el ejemplo de las administraciones públicas, como hemos visto que ocurre en Estonia, pero no sólo a nivel de financiación, sino también con ayudas fiscales para el sector privado y con una mayor apuesta en el sector educativo.