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Riesgo de insolvencia: el efecto dominó de la COVID-19

El riesgo de insolvencia aumentó con la falta de crecimiento económico mundial a finales de 2020, debido a la COVID-19. La situación ha disparado la posibilidad de que las cadenas de suministro mundiales sufran un efecto dominó de insolvencia generalizada. Esto afectaría a prácticamente todos los sectores, geografías y modelos de negocio.

Pero, ¿qué es exactamente el efecto dominó y por qué es una amenaza tan grande en términos de riesgo de insolvencia empresarial?

En esencia, el efecto dominó de las insolvencias es una reacción en cadena que se inicia cuando una empresa insolvente es incapaz de cumplir sus obligaciones con sus socios comerciales. Para explicarlo de una forma más simple: hablamos de la situación en la que una empresa no puede liquidar los pagos con sus clientes y proveedores, dejándolos con facturas impagadas.

 

Liberar una reacción en cadena de insolvencias

La incapacidad para cumplir con las obligaciones puede desencadenar un efecto dominó a través de las redes comerciales, a lo largo de los vínculos entre empresas, sectores y países, lo que en última instancia conduce a otros impagos e insolvencias.

La masiva ayuda estatal bombeada a los mercados por las economías desarrolladas y emergentes está evitando las crisis de liquidez de las empresas, pero tendremos que esperar a ver qué ocurre cuando estos mecanismos se retiren.

 

Cómo la economía de las vacunas ha retrasado el efecto dominó de la insolvencia

En lugar de asistir a una oleada de insolvencias, la intervención estatal ha absorbido el golpe de la COVID-19, permitiendo a muchas empresas evitar la insolvencia, al menos por el momento.

La retirada de las ayudas estatales sigue dependiendo de la incertidumbre de la pandemia. Sin embargo, de forma gradual y ordenada, provocará la vuelta a un número normalizado de insolvencias con dos tipos de insolvencias: las de las empresas que ya no eran viables antes de la crisis pero que se mantuvieron a flote gracias a las medidas de emergencia, y las de las empresas debilitadas por la crisis, debido al sobreendeudamiento o a la infracapitalización.

En condiciones normales, un amplio abanico de factores influye en la gravedad, la penetración y el nivel de riesgo de insolvencia en la cadena de suministro. Por ejemplo, mientras haya liquidez en el mercado y acceso al crédito, el impacto puede ser menos pronunciado.

También depende de la medida en que las empresas y los sectores dependan en gran medida de una determinada organización antes de que ésta quiebre. Si la dependencia de una empresa es elevada -el famoso factor de concentración de ventas o suministros-, el riesgo de insolvencia también será alto y el efecto puede ser dramático.

La sorpresa es otro factor clave. Si se puede predecir que un actor va a tener dificultades, se pueden mitigar o incluso evitar las pérdidas antes de que se produzcan. Por otro lado, si los acontecimientos se producen a gran velocidad o a una escala muy grande, con una cadena de suministro larga o extensos plazos de pago en toda la cadena, el efecto dominó de la insolvencia empresarial es potencialmente mayor.

 

Reducir el riesgo de la cadena de suministro durante la calma antes de la tormenta

Gracias a una liquidez sin precedentes en los mercados mundiales, las empresas se encuentran ahora en una posición única. De hecho, las direcciones generales tienen una oportunidad de oro para anticiparse y reducir el riesgo de su cadena de suministro antes de la retirada del apoyo estatal.

Para muchas empresas puede resultar imposible alcanzar el nivel de conocimiento necesario a nivel interno. Pero con soluciones como el seguro de crédito comercial, las empresas pueden estar seguras de que están protegidas contra el riesgo de insolvencia de clientes y proveedores más allá de su control.

El seguro de crédito comercial compensa a tu empresa en caso de retraso o impago de las facturas, pero lo más importante es que te ayuda a evitar las deudas incobrables en primer lugar.

Otros beneficios del seguro de crédito son:

  • Mejora de las relaciones con los clientes, gracias a las garantías financieras y al aumento de la confianza.
  • Condiciones comerciales más competitivas, gracias a unos pagos más seguros.
  • Cobro de deudas eficaz y eficiente en todo el mundo y, por lo tanto, tranquilidad al saber que tus riesgos están asegurados y tus pagos garantizados.
  • Mejor comportamiento de pago, porque los clientes pagan una media de cinco días más rápido si saben que tu empresa cuenta con un seguro de crédito, lo que mejora tu liquidez.

“Conocer a tu cliente” es un mantra empresarial esencial, y esto aplica ahora más que nunca. Cuanto más conozcas sobre la capacidad de su cliente para comerciar y pagar, mejor podrás anticipar un posible efecto dominó.

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