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Alemania: después de un año para olvidar, 2020 no traerá mucho alivio
Con un +0,6% en 2019, la economía alemana registró la tasa de crecimiento del PIB más débil desde la crisis de la deuda soberana de la Eurozona. Se logró evitar una recesión únicamente gracias a la sólida aportación al crecimiento del consumo, así como a la inversión en construcción. Probablemente lo peor ya haya pasado, pero la economía alemana todavía no ha entrado con claridad en modo de recuperación. El escaso rendimiento del crecimiento del PIB en el 4T –esperamos un +0,1% intertrimestral– sugiere que por ahora el impulso económico alemán se ha estabilizado, en el mejor de los casos, en unos niveles bajos. De cara al futuro, esperamos que la recuperación del impulso se desenvuelva de forma gradual. Por un lado, las actuales adversidades estructurales frenarán el crecimiento del PIB alemán, incluyendo el panorama comercial mundial apagado, así como los retos normativos y tecnológicos planteados al sector automovilístico alemán. En segundo lugar, aunque el lastre negativo de los inventarios debería empezar a desvanecerse y los efectos de base resultar más favorables a medida que la industria se embarque en una recuperación gradual, la aceleración del impulso será demasiado débil para sostener el crecimiento de la inversión fija. En consecuencia, esta última debería estancarse en 2020. Entre tanto, el consumo seguirá siendo el pilar clave de la economía alemana, si bien es poco probable que se produzca una mayor aceleración del gasto. En general, esperamos que el crecimiento del PIB alemán en 2020 se sitúe en un +0,6% ajustado por factores estacionales. |