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La economía mundial en 2019 y 2020: siguiendo los pasos de Sísifo

Igual que Sísifo veía rodar montaña abajo una y otra vez la roca que, como castigo, estaba obligado a empujar eternamente, la economía mundial parece haber vuelto al limbo de 2015-2016, tras dos años de crecimiento fuerte. Basándonos en las previsiones económicas de Euler Hermes, uno de nuestros accionistas, esperamos que el crecimiento mundial sea del +2,7% en 2019 y 2020.

El escenario de contienda comercial entre Estados Unidos y China, del que hemos estado hablando desde el año pasado, se desarrollará hasta finales de 2019, y está teniendo un impacto mayor del esperado. Este se ha traducido, principalmente, en reacciones por parte de los mercados financieros (giro hacia la calidad, bancos centrales súper moderados, precios más bajos de las materias primas) y en el coste de la incertidumbre para la economía.

Los mercados emergentes han empezado a notarlo. Parece que la baja presión inflacionaria daría un respiro a estos países, pero podría interrumpirse por tensiones en el estrecho de Ormuz. Como consecuencia, rebajamos las previsiones de crecimiento del comercio mundial para 2019 y 2020 (+2,2% en volumen este año, y +2,5% en 2020, en comparación con el +3,8% de 2018).

El riesgo político tampoco disminuye. La contienda comercial incluye varios escenarios, más allá de la rivalidad entre Estados Unidos y China. De hecho, todos los cargos clave en la Unión Europea serán diferentes en los próximos meses, lo que podrá traer sorpresas en cuanto a la postura política. Además, varios procesos electorales se avecinan en los países emergentes. El intervencionismo, el elevado gasto público y la retórica encendida, parecen continuar influyendo en el mercado y, aunque con efecto limitado, se dejan sentir en la confianza de hogares y empresas.

Los economistas han revisado las previsiones del crecimiento del PIB durante los últimos meses, acompañando la pérdida de confianza observada en el mercado de renta fija. Por ahora, existe un gap entre los fundamentos y el mercado de renta variable, que ha reaccionado de manera positiva a la docilidad de los bancos centrales. Menos intensa y más breve que la última recesión, la próxima desaceleración pondrá a prueba la capacidad de los actores, especialmente ahora que la cooperación internacional y las herramientas políticas tradicionales se están debilitando. Los estímulos privados serán importantes.

Teniendo en cuenta la talla del impacto actual de la incertidumbre mundial (se espera que la contienda comercial entre Estados Unidos y China dure hasta final de año, y que le deuda pública estadounidense sea una fuente de inestabilidad a partir del último trimestre de 2019), las previsiones apuntan a un crecimiento de la economía de Estados Unidos del +2,5% interanual en 2019 y del +1,7% en 2020; mientras que el de China se estima en +6,3% y +6,2%, respectivamente. La eurozona se desacelerará hasta el +1,2% interanual en 2019 y 2020, en comparación con el +1,9% registrado el año pasado. Además, las insolvencias empresariales aumentarían en siete de cada diez países (en 2019) y la mitad de los mercados finalizarían el año con un nivel de insolvencias superior al de la última crisis económica mundial. De hecho, el Índice Global de Insolvencias de Euler Hermes, apunta a una subida del +7% en 2019 y 2020, especialmente intensa en Asia (+15% en 2019), un repunte en Europa (+3%) y una reversión gradual de la tendencia en Estados Unidos, en 2020.
Las insolvencias empresariales aumentarán un +2% en España en 2019
Poniendo el foco en la eurozona, la región está expuesta a vientos de cola externos negativos, especialmente derivados de la contienda comercial Estados Unidos-China. La incertidumbre doméstica prevaleciente (Brexit, Italia) podría ser un lastre para la economía en lo que resta de año. En general, se espera que el crecimiento del PIB alcance el +1,2% en 2019 y 2020, bastante por debajo de su potencial. Estarán en juego varios amortiguadores: (I) la política monetaria cada vez más moderada; (II) un mayor gasto fiscal (un impulso fiscal positivo por primera vez en diez años, que aportaría +0,2pp al crecimiento del PIB) y (III) el consumidor resistente, que disfruta de una recuperación continua, aunque más suave, del mercado laboral, lo que, junto con la menor inflación, redunda en un mayor poder adquisitivo.

En España, el llamado milagro económico parece haber terminado. Las empresas deberán prepararse para un crecimiento menor (+2% en 2019, +1,8% en 2020, tras el +2,5% de 2018), y una normalización de la competitividad, con costes laborales unitarios que se aceleran al ritmo más rápido en cinco años, lo que debería impactar de manera negativa en los márgenes (-1,5pp a 41,5% del valor agregado bruto).

Por su parte, en Latinoamérica, Sísifo lleva intentando llegar a la cima con su roca desde la recesión de 2015-2016. El aumento de la confianza en Brasil y México parece haberse desvanecido, y no se espera una aceleración del crecimiento antes de 2020 (+2,2%, excluyendo a Venezuela), ya que el crecimiento del PIB se situaría en +1,2% en 2019, tras el +1,4% registrado en 2018).

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