El principal reto para la industria automovilística Europeo no reside en el Brexit o en las posibles tarifas de Estados Unidos, sino en la propia regulación de la UE para la limitación de las emisiones de dióxido de carbono.
Los objetivos marcados podrían conducir a un escenario complicado para el sector, con desafíos industriales, financieros y comerciales en paralelo.
Solunion, la compañía experta en seguros de crédito y de caución y en servicios de gestión del crédito comercial, analiza los últimos datos de uno de sus accionistas, Euler Hermes, sobre el sector del automóvil, en relación a los nuevos objetivos de la Unión Europea para la reducción de las emisiones de CO2.
El reto más importante para la industria automovilística no es el Brexit o la posibilidad de que Estados Unidos endurezca su política proteccionista con más aranceles. El principal desafío reside en el propio reglamento de la Unión Europea para limitar las emisiones de dióxido de carbono.
El 15 de abril de 2019, tras varias rondas de reuniones, los representantes de la Comisión Europea, el Consejo Europeo y el Parlamento Europeo, acordaron reducir las emisiones medias de CO2 de los nuevos turismos un 15% en 2025 y un 37,5% en 2030, en línea con los objetivos internacionales establecidos en el Acuerdo de París COP21.
La aplicación de estos objetivos a la industria del automóvil supone tres grandes retos:
Uno, de carácter industrial, en la medida en que estas metas requerirán un ajuste drástico de la producción en favor de vehículos de combustible alternativo, especialmente los eléctricos. La cuota de mercado de estos vehículos de combustible alternativo debería sobrepasar el 25% para cumplir con la regulación europea, independientemente de las cuotas de mercado de las combinaciones de gasolina y diésel.
El segundo reto sería el Si tomamos como referencia los datos de 2018, el total de penalizaciones podría alcanzar los 30.000 millones de euros para el panel observado de fabricantes de automóviles, casi todos ellos involucrados en el mercado europeo, y de los cuales, ninguno ha alcanzado aún el objetivo de CO2 de 2021. Esta cantidad representa casi el 18% del EBITDA combinado y prácticamente la mitad (45%) de sus ganancias netas combinadas registradas en 2018 (67.000 millones de euros). Además, el ajuste industrial mencionado en el punto anterior, requerido para alcanzar el objetivo, implicará un aumento importante de los costes de producción (+7% en 2020 de media).
Por último, destaca el reto comercial. La repercusión del total de costes adicionales de producción a los clientes, conduciría a una disminución del -9% en las ventas de vehículos para finales de 2020 y del -28% para 2025. La caída recortaría 0,1 pp al crecimiento de Francia y Alemania en 2019 y 2020, y la creciente competencia de fabricantes de vehículos eléctricos añadiría presión a los márgenes y a la facturación.
Los fabricantes de coches tendrán que esforzarse para superar estos retos mediante el uso de los buffers de capital acumulados y la reducción de costes, el aprovechamiento de los “supercréditos” y la entrada en acuerdos de asociación llamados “pools”. Esta estrategia de adaptación parcial, les permitirá cumplir con el 30% de sus obligaciones. Como resultado, para finales de 2020 se espera una subida de +2,6% en los precios medios de los coches, una disminución de -3,1% de las nuevas matriculaciones y una pérdida de 2900 millones en ventas.