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Riesgo de crédito: ¿qué tipos de riesgos puede afrontar tu empresa?

Resumen de contenidos

Anticiparse a los peores escenarios, comenzando por la insolvencia de los clientes, es parte de una buena gestión del riesgo crediticio. Y cuando estos riesgos crediticios se materializan, la situación puede volverse peligrosa rápidamente si no se cuenta con la protección adecuada.

Estos son los principales riesgos crediticios comerciales:

 

¿Qué es el riesgo de crédito?

El riesgo de crédito es el riesgo de incumplimiento de una deuda que puede surgir de un prestatario que no realiza los pagos requeridos. Es un riesgo esencial que hay que tener en cuenta si se realizan ventas a crédito como parte de la estrategia comercial.

El riesgo crediticio se reduce esencialmente a una situación: cuando un cliente se enfrenta a la insolvencia y ya no puede pagar sus deudas, especialmente con los proveedores, aunque también se produce a través de las moras prolongadas que pueden estar ocasionadas por diferentes motivos.

 

Riesgo de insolvencia y quiebra del cliente

La insolvencia empresarial puede deberse a varios factores, desde una mala gestión del flujo de caja hasta la quiebra de los clientes (y el efecto dominó de las insolvencias) o un gasto excesivo.

Cuando un cliente se declara insolvente, entra en un proceso legal de reestructuración de la deuda cuyo objetivo es ayudar a la empresa a pagar sus deudas y mantener su negocio.

el proceso de insolvencia ayuda a las empresas a pagar sus deudas y mantener su negocio

Dependiendo del país, los procedimientos concursales pueden tomar muchas formas e incluir diferentes fases: reestructuración interna, nombramiento de un administrador, renegociación de la deuda con los acreedores, etc.

Es en el marco de estos procedimientos que se puede exigir legalmente el pago de una deuda comercial, a veces incluso si aún no está vencida.

El objetivo final es evitar la liquidación definitiva de la empresa, que se produce cuando sus activos ya no son suficientes para saldar todas sus deudas.

 

Riesgo moral: el caso de un cliente fraudulento o deshonesto

Estos casos son más difíciles de anticipar como parte de tu gestión del riesgo de crédito.

Por ejemplo, si has concedido un crédito comercial a un cliente que oculta elementos clave de su situación comercial o financiera, sus cuentas han sido manipuladas y no reflejan su capacidad para pagar cuando vence el pago.

La manipulación contable puede llegar hasta el fraude concursal: permite a los directivos estructurar la liquidación de la empresa mediante operaciones fraudulentas (ocultación de activos, aumento ficticio de pasivos…). A veces, esta quiebra legal puede ser “estratégica”.

El objetivo es reducir la deuda de la empresa o salirse de los contratos existentes, por ejemplo, con proveedores aún no pagados.

El fraude también es a veces perpetrado por terceros, como en el caso del fraude de “proveedor falso”: un pirata informático aprovecha el período de pago otorgado a su cliente en el marco de un crédito comercial para robar su identidad y sustituir sus propios datos bancarios por los suyos.

 

Te recomendamos la lectura: La inteligencia artificial y las personas, claves en un plan de prevención del fraude

 

Otras veces, la transacción en sí es pirateada, a menudo cuando el método de pago no es seguro. Las tecnologías de ciberfraude, cada vez
más sofisticadas, hacen que este tipo de estafa sea más frecuente y más difícil
de prevenir.

 

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